A mediados de 1977, Cecilia Meriño ingresó a la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso para desempeñarse como secretaria en lo que para ella era un reemplazo, sin embargo, dadas su aptitudes esta estadía se extendió por 40 años dentro de la casa de estudios, donde su inserción laboral no estuvo exenta de problemas y dudas, las que pudo resolver con el apoyo de la directiva del Sindicato Alberto Hurtado Cruchaga de ese entonces.
Dada su experiencia, Meriño comenzó a involucrarse de manera más activa en el SAHC donde en sus inicios participó de distintas instancias como la comisión de festejo y el consejo asesor. Con el paso del tiempo decidió tomar un mayor compromiso con la organización, donde se presentó como candidata para la directiva, ejerciendo distintos cargos como, secretaria, directora y también presidenta.
Según cuenta, su motivación siempre fue ayudar a los funcionarios en su derechos, defendiendo el bienestar de sus compañeros y compañeras e informando, con el mismo ímpetu, los deberes de los socios y socias, donde destaca la buena recepción de las autoridades universitarias de ese entonces.
Dentro de las anécdotas y recuerdos que tiene Cecilia en su paso por el SAHC, rescata con cariño el espacio de contención y confianza que tenían en la sede de la organización, donde alrededor de una taza de café, compartían con los socios y socias distintos problemas y pensamientos, generando una relación profunda entre quienes participaban de esos espacios y creando también un momento de desahogo que les permitía poder liberar algunas emociones y recargarse de energías para enfrentar los distintos desafíos.