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Entrevista a Marcela Espinoza: la acción social de un corazón voluntario

Más allá de trabajar por los derechos de los funcionarios y resguardar sus intereses, nuestro sindicato también ha dedicado parte de su historia a transmitir las acciones y pensamientos del Padre Alberto Hurtado, ligadas a la empatía, solidaridad y acción colaborativa, con el propósito de siempre contar con socios activos y participativos, que defiendan en conjunto los desafíos en el ámbito laboral, social y sindical que se presentan en los nuevos tiempos.

Un claro reflejo de este compromiso con la organización, ha sido la labor que ha llevado por años nuestra socia Marcela Espinoza Rivera y es que desde que decidió formar parte del Sindicato, no ha dudado en colaborar y entregar parte de sus conocimientos para apoyar la labor sindical y avanzar hacia un mayor compañerismo.

Como una joven estudiante en práctica, Marcela comenzó su vida la laboral en la Universidad, donde en un inicio solo esperaba estar tres meses. Sin embargo, poco a poco se integró a la institución hasta el punto de que asumió como Encargada del Área de Relación Públicas. Desde el inicio, estrechó lazos con el Sindicato Alberto Hurtado Cruchaga al afiliarse como socia, y si bien en un inicio su participación dentro de nuestra organización era precisa, con el tiempo entabló una relación mucho más cercana, al colaborar e intervenir en diversas actividades, gracias a sus conocimientos en protocolo y eventos.

Su apoyo en fiestas o aniversarios la llevaron a formar parte de las comisiones organizadoras de estas actividades, y su rol dentro del Sindicato escaló tanto, que incluso, más de una vez, le solicitaron que se postulara como dirigente sindical. “Me llamaban por teléfono para hacerme campaña y me intentaron convencer muchas veces, pero no estaba dentro de mis intereses, porque requiere de una responsabilidad super grande, pues el objetivo es ser un aporte y ayudar, y mi trabajo y sus horarios en realidad no me lo permitían”, destaca Marcela.  

A pesar de no formar parte de la directiva, Marcela siempre ha manifestado su voluntad para colaborar desde sus conocimientos, ya que para ella pertenecer el Sindicato significa trabajar en conjunto para alcanzar mejoras que beneficien a todos y a todas. “Creo que cada uno debe aportar de diferentes formas, especialmente desde nuestro quehacer. Siento que cada uno de nosotros debemos participar más en la organización, porque la comunidad la conformamos todos”, agrega.

Arañitas Solidarias Valparaíso: un abrigo al corazón

A raíz del terremoto de 2010, la Revista Paula inició una campaña nacional donde buscaba recolectar pequeños cuadrados tejidos de lana, con el fin de crear frazadas que irían en beneficio de todas las familias afectadas. Marcela junto a otras personas vieron este aviso y comenzaron a tejer con el fin de colaborar en esta iniciativa. Tras esta experiencia, Marcela y las demás tejedoras mantuvieron las ganas de seguir colaborando, por lo que crearon Arañitas Solidarias Región de Valparaíso, una comunidad de voluntarias que se dedica a tejer y crear frazadas en ayuda de diferentes fundaciones o ante situaciones catastróficas. Las ganas de querer aportar y entregar un poco de cobijo, provocaron que a lo largo de todo Chile nacieran arañitas solidarias, las cuales fueron capaces de tejer más de 18.000 cuadraditos para la campaña realizada por la catástrofe ocurrida en 2014 en Valparaíso, en el que un mega incendio destruyó miles de casas en diferentes cerros de la ciudad. Hoy en día, han llevado a cabo más de 12 campañas y Marcela es una de las organizadoras de la V región.

La creación de estas frazadas conlleva un proceso de organización, creación, unificación y entrega, y para Marcela este último paso es el más significativo. “Es muy emocionante, las entregas en su mayoría son emocionantes, por lo general realizamos un desayuno, donde explicamos todo el proceso de cómo nace una frazada con manos de muchas arañitas. Es una simple frazada, pero nos preocupamos del mínimo detalle, y sentimos que las personas se dan cuenta de eso y la reciben con mucho cariño y agradecimiento. Nosotros buscamos que, más que la frazada les abrigue del frío, les abrigue el corazón en el momento de reconstrucción de sus vidas”.

Sin embargo, Arañitas Solidarias Valparaíso no cuentan con un espacio propio para reunirse a tejer, y si bien en un inicio la Universidad les facilitó un lugar para poder trabajar, con el tiempo surgieron problemas de logística que complicaron un poco los encuentros dentro de la institución. En ese momento, Marcela recurrió al Sindicato y este les brindó un espacio para guardar sus materiales y, también, para que sin dificultad pudieran seguir colaborando en sus campañas. “El Sindicato nos ha albergado y apoyado durante varios años, nos abrieron sus puertas sin ningún problema. Ha sido nuestra casa, de alguna forma”.

Canasta solidaria: La muestra de amor al prójimo

Estas ganas de querer ayudar a los más necesitados y aportar constantemente, nace de la formación católica que Marcela ha tenido durante toda su vida. Sus primeros acercamientos con las acciones sociales comenzaron cuando un sacerdote la invitó a formar parte de la organización del Encuentro Continental de Jóvenes de 1998 y, posterior a esta actividad, descubrió lo mucho que le enriquecía la colaboración y el hacer algo por las personas, más allá de pedir por ellos a través de la oración.

Mi forma de mostrar amor a Dios, es volcar ese mismo amor hacia los más necesitados. Pienso que, de hecho, ni siquiera tiene que ver con ayudar de una forma material. El solo gesto de entregar tu tiempo ya es valioso. Pienso que una siempre puede hacer algo más. Darle un pan a alguien que tiene hambre o prestar oído a quien se siente solo y quiere compartir un momento, me hace más sentido que sólo ir a sentarme en misa”, destaca.

Con el tiempo, Marcela comenzó a formar parte de diferentes organizaciones católicas que buscan ayudar a los más necesitados. Una de ellas es la Catedral de Valparaíso, donde se reúne con más voluntarios para hacer canastas familiares y entregar el último sábado de cada mes cerca de 150 raciones de almuerzos a personas en situaciones de calle o vulnerabilidad.

A lo largo de 15 años, Marcela ha salido a compartir y entregar un plato de comida con quienes no lo tienen tan fácilmente en sus mesas, y si bien en algunas ocasiones esta labor puede ser agotadora (se juntan desde muy temprano a cocinar), la retribución es más grande. “Una queda con el corazón hinchado cuando ves lo agradecida que son las personas y con las ganas que comen, porque de verdad hay mucha gente necesitada, en la calle, con hambre”.

Durante todo un mes, Marcela junto a los otros voluntarios reúnen los recursos para poder llevar a cabo los almuerzos. En este sentido, nuestra socia destaca que el Sindicato, bajo los fundamentos propios del Padre Alberto Hurtado, siempre ha colaborado con estas iniciativas, a través de la difusión de la información, invitando a los socios a cooperar y, también, aportando para que las canastas solidarias puedan completarse antes de la entrega de los almuerzos.

Un puente de solidaridad

El espíritu solidario de Marcela ha motivado a más personas a sumarse a estas causas (muchas de ellas de la PUCV), y es que han podido observar que las donaciones y la colaboración sí llegan a quienes lo necesitas. Es más, nuestra socia hoy siente que es un puente para conectar a quienes tienen las intenciones de ayudar en diferentes ámbitos, pero no saben cómo hacerlo.

En este sentido, Marcela enfatiza que son innumerables las maneras en las que es posible ayudar y, una de ellas, es partiendo por las organizaciones que están en nuestro círculo más cercano, como lo es el Sindicato. “La labor sindical también es un voluntariado, que se hace con mucho cariño y esfuerzo. Creo que todos debiésemos aportar también a ser parte de este voluntariado. Es una ayuda que va en beneficio de nosotros mismos. A veces uno ayuda afuera, pero podríamos ayudar también dentro de nuestra misma casa, al tener una participación más activa, por ejemplo. Cada granito que se aporta al sindicato puede formar una gran montaña, la que nos va a ayudar a llegar más rápido a la cumbre”.

Las acciones sociales y marcar una pequeña huella en la vida de las personas, es lo que mantiene vivo el espíritu solidario de Marcela: una esencia que la lleva, incluso, a desear participar de otros voluntariados en un futuro. Uno de ellos es la Teletón, donde Marcela ya ha postulado, pero por temas de horarios y coordinación con su trabajo actual no ha podido concretar. En tanto, Arañitas Solidarias y los almuerzos continúan, porque siempre puede haber una misión por cumplir. “Me gusta ser útil y sentirme útil. Sentir que puedo ayudar, a veces solo mi tiempo puedo dar y, si eso ayuda a alguien, yo soy feliz”.

Esta entrada tiene un comentario

  1. Eugenio Carvajal San Martín

    felicitaciones Marce eres un pilar en el trabajo de acción social En la UPCV en las arañitas ,grupo Buen Samaritano Catedral de Valparaiso etc.se nace con esa misión…. dar al pobre sin miedo eres grande. Marce

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